Aquí, amasando la baba
entre los dedos
cayendo poco a poco al
hoyo de la noche sin tener sueño.
Se ha cernido el día,
queda el cieno
el mismo de ayer
el café amargo, el saludo
al tendero,
mientras la silla me
arrastra, me obliga a ir.
No pienso en los perros
que orgullosos orinan las basuras,
ese aliento me recuerda
la vejez.
Tampoco veo los fantasmas
tras las ventanas,
rostros hervidos por el
calor, caras viejas que el viento se llevaría como polvo,
solitarios
sin egoísmo que compartir.
Vagabundos
en sueños ajenos
en voces que cuchichean.
Suelo regresar
intermitente,
el café amargo, el saludo
al tendero,
mientras la silla me
arrastra, me obliga a ir.
La esquina se mosquea,
amigables insultos entre
la muchachada,
no quiero pensar que
atizan el fogón de Satanás,
que se cocinaran entre
ellos
el calor los arropará de
muerte
y serán menos que los
fantasmas en las ventanas,
serán la basura que
orinen los perros.
Suelo llegar intermitente
a la noche,
a la oscuridad que me
habita
a los deseos que la
niebla en los ojos casi no deja ver
dispersos en lo poco que
queda de mí
en el chasquido que me
recuerda que respiro
en los aruños que se han
vuelto mis venas
en la hierba seca que no
para de crecer en el vientre.
Posar el resto de la vida
sobre las nalgas
las agrieta, gritan,
la misma vida las pudre,
me pudre.
Soy un árbol de ramas
secas y ojos verdes
sin espacios limpios para
anidar
inmóvil,
como ella que está allí, mirándome
fija,
como una fotografía
ausente
presente,
Suele ser intermitente
en habitar los espacios
fuera de mí
su recuerdo humedece mi
cama, ríe y levanta el vaho de las cortinas,
su cabello se enreda con
las ondas del techo
me ve desde el libro en
el nochero,
se pasea entre las
esporas de luz que bailan en la agonía del fogón,
desnuda baila en el humo
de mi tabaco
el olor a café me llama
como su voz
me susurra bajo cada
pisada del tiempo que sigue aquí.
Sonríe en mi caja de
dientes
amasa mi baba entre sus
dedos de viento,
de frio y ausencia que
escapan por las ventanas
dejándome pálido y vacío
sin espacios limpios para anidar,
inmóvil.
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